La
Organización Colegial de Dentistas recomienda extremar las precauciones para evitar el contagio que se produce de adultos a bebés a través de la saliva. Es importante concienciarnos de la prevención
de este proceos. Se alerta así sobre la falsa idea de que limpiar el chupete con saliva ayuda a reforzar el sistema inmunológico de los recién nacidos o que reduce el riesgo de que sufran
alergias, asma o eccemas. Más bien hay un riesgo muy elevado de transmitir bacterias causantes de la caries.
También advierte que los bebés que se contagian precozmente con las bacterias cariógenas primarias (s. mutans y s. sobrinus) tienen más probabilidades de desarrollar caries tempranas en la infancia.
Por el contrario, retrasar esta infección primaria ayuda a reducir el riesgo de desarrollar caries en el futuro.
La caries sigue siendo la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, cuya incidencia alcanza a uno de cada tres niños con dientes de leche y, a pesar de que el tratamiento en la dentición
temporal es igual de importante que en los dientes definitivos, sólo son tratados uno de cada cuatro niños.
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Evitar las primeras caries
La aparición de las primeras caries está relacionada con las dietas ricas en azúcares, la mala higiene oral,
el tipo de sustancias presentes en la boca y la susceptibilidad de la persona.
En el caso de los bebés, la saliva de la madre se perfila como la principal causa de aparición de caries. Gestos como limpiar el chupete con su saliva, probar el biberón directamente, probar la
comida con la misma cuchara o besarle en los labios son prácticas que deben evitarse para que los bebés no desarrollen esta patología bucal.
Dado que las caries están producidas por ácidos que atacan el esmalte, desaconseja mojar el chupete en alimentos dulces como la miel o el azúcar. Además, tampoco es recomendable dar al bebé bebidas
azucaradas en el biberón, como zumos envasados o leche con azúcar.