El empaste dental o obturación es, con total seguridad, uno de los tratamientos más realizados en cualquier clínica dental. Esto se debe a que es necesario recurrir utilizar los empastes para tratar la enfermedad bucodental más común: la caries.
De hecho, lo más probable es que, a lo largo de tu vida, te hayan tenido que empastar algún diente o muela.
Las principales cuestiones de interés acerca del empaste dental:
El empaste -también conocido como obturación dental– es el procedimiento que se realiza para tratar una caries en su fase inicial. Consiste, fundamentalmente, en eliminar la caries de la pieza dental afectada para evitar que se extienda, luego se debe limpiar la cavidad donde estaba y rellenar la misma con composite.
De esta manera, el dentista devolverá al diente su funcionalidad original y evitará que la caries avance y destruya una superficie mayor de la pieza dental.
Por tanto, el empaste dental sirve para mantener el diente en la boca durante mucho más tiempo y evitar que, si la caries avanza, se acabe perdiendo la pieza dental.
Como no podía ser de otra manera, antes de realizar un empaste dental es fundamental detectar la presencia de una caries. Para ello, el dentista revisará la boca del paciente mediante un espejo y una sonda de exploración. Además, se apoyará en pruebas complementarias, como las radiografías panorámicas o periapicales.
Los pasos a seguir son los siguientes:
Con el objetivo de evitar que el paciente sienta dolor durante el proceso, se aplica anestesia local. Con ello, la zona del diente o muela donde se encuentra la caries quedará dormida e insensibilizada, totalmente preparada para comenzar con el proceso.
Antes de comenzar con la eliminación de la caries, el dentista aislará la pieza dental. Con ello, evitará que la saliva llegue a la zona. Esto, además de entorpecer su trabajo, perjudicaría el resultado final, ya que la zona debe permanecer seca en todo momento.
Mediante unos instrumentos llamados fresas dentales, el odontólogo retira todo el tejido del diente afectado por la caries. Al haber eliminado la parte del diente dañada, será necesario reconstruir posteriormente la zona.
Dado que la limpieza de la caries ha producido un “hueco” en el diente, el odontólogo deberá reconstruir la zona de la pieza dental afectada mediante composite.
Con el objetivo de que el composite se seque y endurezca correctamente, lo que hace que el resultado final sea duradero, el dentista coloca sobre el diente una lámpara de luz.
Todo este proceso hará que la pieza dental recupere su funcionalidad y su estética original. Además, será fundamental que el dentista utilice el tono de composite adecuado para el color del diente y que respete, a su vez, su forma natural.
Una vez que se ha endurecido el composite, el dentista deberá dar al empaste la forma adecuada mediante diferentes fresas de pulido. Además, realizará una prueba de mordida al paciente para asegurarse de que la reconstrucción es cómoda para él, y que muerde con normalidad.
El empaste dental es un tratamiento relativamente sencillo, además de muy habitual en la práctica clínica diaria. Esto hace que los tiempos de duración sean cortos. De hecho, el tiempo que se suele tardar en realizar un empaste es de hasta 50-60 minutos. Eso sí, hay que tener en cuenta que este tiempo de duración es aproximado, ya que depende, fundamentalmente, del tamaño de la caries a retirar.
Debido a la sencillez del tratamiento, el empaste dental no suele doler. En primer lugar, porque antes de comenzar con el procedimiento el dentista aplica anestesia local en la zona. Por tanto, esta queda insensibilizada.
Una vez que el odontólogo termina el tratamiento, el efecto de la anestesia irá remitiendo. Sin embargo, el hecho de que el empaste sea un procedimiento mínimamente invasivo hace que el paciente no suela experimentar dolor.
Como ya hemos explicado, el empaste es un tratamiento muy sencillo. Por ello, no provoca grandes molestias ni exige seguir recomendaciones importantes.
Sin embargo, te podemos dar algunos consejos para que los tengas en cuenta una vez te hayan realizado el tratamiento:
En función de la cantidad de diente que se deba reconstruir, los empastes dentales se pueden clasificar en dos tipos.
Los empastes simples son aquellos que se realizan cuando la caries es muy pequeña y la reconstrucción que se va a hacer es mínima. Un ejemplo de este tipo de empastes son los que se hacen en los surcos centrales de una muela.
Los empastes compuestos son aquellos en los que la destrucción del diente es mayor. Y, por ello, el dentista tiene que retirar una superficie mayor del diente. Esto hace que el trabajo de reconstrucción deba ser mayor. Este tipo de empastes se realizan, por ejemplo, cuando la caries afecta a las paredes del diente.
Hoy en día, el material más utilizado para realizar los empastes es la resina o composite. Sin embargo, hace unos años era mucho más frecuente recurrir a las amalgamas de plata.
El empaste de composite es mucho más estético.
El hecho de que la resina o composite sea el material más usado hoy en día se debe a que imita muy bien el color del diente. Por tanto, su principal ventaja es que es muy estético.
Los empastes metálicos o las amalgamas de plata no se utilizan, prácticamente, hoy en día. Sin embargo, sí han sido muy usados hace unos años. La principal ventaja de los empastes de amalgama es su duración, ya que pueden llegar a durar hasta 30 años en la boca del paciente, Sin embargo, su inconveniente principal es que son muy antiestéticos: son de color gris, como el metal. Por tanto, pueden apreciarse cuando la persona que los tiene abre la boca.
Tanto el empaste como la endodoncia son tratamientos que tienen como objetivo curar una caries. Sin embargo, la gran diferencia entre ellos es la profundidad del tratamiento.
En un empaste dental, los tejidos dañados por la caries son solamente el esmalte y la dentina.
En cambio, la endodoncia -o tratamiento de conductos- sirve para dar respuesta a una caries mayor. Es decir, se utiliza cuando la caries no se ha tratado en su fase inicial mediante un empaste.
Y, como consecuencia, ha progresado y ha dañado una superficie mayor del diente. Por tanto, en la endodoncia el dentista debe llegar hasta la pulpa -parte más interna del diente- para limpiar y eliminar la caries.
Cuando una caries es muy profunda y llega hasta la pulpa dental, el paciente experimenta grandes dolores y un alto nivel de infección. Por tanto, es recomendable acudir al dentista cuanto antes para solucionar las molestias y evitar que la caries continúe progresando. Si esto sucede, el paciente puede llegar a perder el diente.
Si tienes más preguntas o necesitas un tratamiento mediante un empaste dental para la caries pide cita:
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